La lírica tradicional medieval (tanto las jarchas, como las cantigas d’amigo o los villancicos castellanos) tiene como tema principal la queja amorosa puesta en boca de una mujer. Esta suele dirigirse a su madre, a sus hermanas o amigas (confidentes), a la naturaleza o, directamente a su amado y se lamenta de la ausencia del amado, de que este no acuda a la cita o de que el alba y el canto del gallo termine con el encuentro amoroso (albadas y alboradas )…
La lírica popular se da básicamente en el contexto rural de la sociedad medieval; no es extraño, por tanto, que en esta poesía se empleen con frecuencia los elementos de la naturaleza como referentes simbólicos del amor. Así por ejemplo, el mes de mayoo los almendros en flor, símbolos del renacimiento primaveral de la naturaleza, lo son también del sentimiento amoroso.
Estos poemas también son ilustrativos de cómo y dónde se producían los encuentros amorosos: las romerías, la fuente o el río (a dónde se iba a lavar) eran sitios para el amor. El vergel, la vega o la ribera del río, el bosque o el monte eran también lugares propicios, aunque los segundos tenían la connotación de lugar salvaje en donde la dama podía correr peligro.
En cuanto a la hora de la cita amorosa, acostumbraba a ser nocturna y la medianoche y el alba solían ser los límites del encuentro amoroso. Las fechas más propicias estaban relacionadas con los ritos sociales, naturales y culturales: la primavera (abril y mayo), San Juan (el solsticio de verano) o las celebraciones eran una buena ocasión; por eso hay canciones de romería, de primavera (mayas), de siega, de siembra…
En la lírica tradicional también se reflejan los usos amorosos de la época: abundan los poemas de “malcasada” o “malmaridada” o de muchachas que son inducidas a entrar al convento pese a su voluntad. También se refleja el miedo a perder la virginidad y quedar deshonradas. La rosa, el jardín o los cabellos (sueltos) son un símbolo de la virginidad que se pierde. Peinarse, bañarse, coger la flor, lavarse o remover el agua son acciones que aluden a la entrega amorosa.
La dama podía ser representada como una garza o una cierva que resultaba cazada por el caballero.Aquí tenéis unos cuantos ejemplos:
No quiero ser monja, no,
que niña namoradica só.
Dejadme con mi placer,
con mi placer y alegría,
dejadme con mi porfía,
que niña malpenadica só.
mueren de amores,
¡triste de mí!
¿Qué harán los hombres
que tienen tiernos
los corazones?
¿triste de mí!
¿Qué harán los hombres?
Ya cantan los gallos,
amor mío, y vete:
cata que amanece.
Vete, alma mía,
más tarde no esperes,
no descubra el día
los nuestros placeres.
Cata que los gallos,
según me parece,
dicen que amanece.
amor mío, y vete:
cata que amanece.
Vete, alma mía,
más tarde no esperes,
no descubra el día
los nuestros placeres.
Cata que los gallos,
según me parece,
dicen que amanece.
JARCHA
ResponderEliminarLa luna llega pero el amor no está
¡Oh caballero! ¿qué decían tus besos?
Cerezo que caen hojas, con el tiempo
Cada vez más.
¡Oh caballero! ¿qué decían tus besos?